Terapia de pareja
Es algo evidente que a medida que va pasando el tiempo, la relación de pareja va modificándose y van transfomandose los sentimientos hacia el otro.
Así en un primer momento se atraviesa una fase de amor pasional y romántico, para posteriormente ir adentrándose en un tipo de relación más cómplice en el que quizá la pasión disminuya, pero los momentos de compartir y complicidad con el otro se incrementen. Este segundo tipo de amor también es placentero y produce bienestar en los miembros de la pareja, si bien de una forma diferente que el anterior.
Sin embargo, es frecuente encontrar parejas en las que, pasado un tiempo de relación en el cual alcanzan ese amor cómplice y compañero, se instale la rutina del día a día y el “dejarse llevar” sin tener en cuenta que es necesario continuar cultivando dicha relación. Parece que ya está todo afianzado y conseguido, que no es necesario seguir con esa labor de hacer que el otro se sienta bien consigo mismo y con el otro. Es en estos casos en los que cada miembro puede sentir que el otro ya no se siente atraído, que ya no es querido… que algo pasa en definitiva.
¿Cómo EVITAR que la semilla que un día sembramos juntos muera?
No pensar que ya está todo hecho y logrado, cultivar la relación cada día con gestos de amor que ayudaran enormemente a continuar de forma sana y placentera para ambas personas.